¿Por qué estudiar Mozart?
Sobran motivos para estudiar Mozart: Sea porque quieres sumergirte en el efecto Mozart, o porque quieres conocer los recursos técnicos-musicales que nos ha legado, aquí encontrarás algunas claves para acceder a su genialidad.
Mozart es uno de los primeros eslabones de la cadena de compositores para instrumentos de teclado que crearían las bases para que tres siglos más tarde hicieran su aparición muchos de los géneros musicales del siglo XX y XXI, llegando incluso al jazz.
Sus obras abarcan ópera, música de cámara y sinfonías, destacando por su elegancia y maestría técnica.
Entre sus grandes aportes como compositor destaca la Sonata para piano n.º 11 en La mayor, K. 331, conocida sobre todo por su movimiento final, la “Marcha Turca”, que forma parte del programa de Piano Avanzado 2 de Piano en casa.
Además, su Réquiem en Re menor, K. 626 es una obra póstuma inconclusa tan conmovedora, que hasta el mismo Chopin instruyó en su testamento para que fuera tocada en su funeral.
Sobran razones para estudiar Mozart, pero en este artículo no nos enfocaremos únicamente en los aspectos técnico-musicales, sino también en el efecto que Mozart puede tener en tu vida más allá del piano.
La producción sinfónica de Mozart
Mozart escribió 41 sinfonías numeradas aunque se cree que existen hasta 68 obras completas de este tipo.
La producción sinfónica de Mozart abarcó 24 de sus 35 años de vida.
Sin duda la más famosa de ellas es la Sinfonía N° 40 de Mozart, que fue la penúltima de sus sinfonías.
Fue finalizada el 25 de julio de 1788, en un verano prolífico para Mozart, en el cual también concluyó las sinfonías 39 y 41.
Se le llama “Gran Sinfonía en Sol menor” para distinguirla de la “Pequeña Sinfonía en Sol menor” N° 25.
Estas son las dos únicas sinfonías que Mozart compuso en tonalidad menor.
Se especula que pudo haber sido estrenada entre las primaveras de 1789 y 1791, poco antes de la muerte de Mozart, acaecida el 5 de diciembre de 1791.
El efecto Mozart
En 1991, el otorrinolaringólogo e investigador francés Alfred A. Tomatis publicó el libro “Pourquoi Mozart” o “¿Por qué Mozart?”, basado en su Método Tomatis, en el cual utilizaba música durante las sesiones de terapia con sus pacientes, afirmando que la música de Mozart ayudaba en el proceso y que podía curar casos de depresión.
Pero, ¿Por qué Mozart?
Según Tomatis, los ritmos y frecuencias que usa Mozart dan una sensación de libertad y rectitud que nos permite respirar, pensar y reflexionar con facilidad, desarrolla nuestro potencial creativo de una manera más natural, y nos regala una sensación de seguridad permanente.
Para Tomatis, el milagro de Mozart es “colocar al ser humano al unísono con la armonía universal”.
Su libro dio pie a una cadena de investigaciones sobre el denominado Efecto Mozart, que aunque no ha arrojado suficiente evidencia científica sobre el impacto cognitivo que pudiera tener escuchar la música de Mozart, sí confirma que incluir una dosis diaria de música clásica en tu playlist (no solo estudiar Mozart) puede cambiar tu vida, porque:
Reduce la ansiedad. Maximiza la concentración. Te permite viajar a otras vidas y a otros mundos.
Mozart: ¿Un camino a la iluminación?
“La flauta mágica” fue la última ópera de Mozart.
Es la síntesis de su genialidad, donde integró todos los géneros musicales y teatrales de la época.
“La flauta mágica” es una ópera de 2 actos, célebre por la difíciles arias de algunos de sus personajes, como la de “La reina de la noche”, que requiere de una soprano que pueda llegar a las notas más agudas que la voz femenina puede alcanzar; y capaz de hacer una gran cantidad de notas cortas a gran velocidad, lo que se conoce como staccato o picado.
El libreto fue escrito por Emanuel Schikaneder, un viejo amigo de Mozart, que como él, se encontraba en una precaria situación económica.
Por esa razón, decidieron crear una ópera que les permitiera ganar dinero, así que no fue una obra escrita para la Corte, sino para un pequeño teatro de los arrabales de Viena.
“La flauta mágica” se estrenó 2 meses antes de la muerte de Mozart, y ninguno de los dos imaginaría la trascendencia de su obra, que como todo buen cuento tiene dos lecturas:
La más sencilla e infantil: El triunfo del bien sobre el mal.
La más profunda: El camino hacia la iluminación. De donde surge la hipótesis de que “La flauta mágica” es una guía de iniciación masónica.
Mozart y la masonería
Al estudiar Mozart, descubrirás que el argumento de “La flauta mágica” ha sido objeto de históricas discusiones, porque aunque muchos investigadores opinan que es simplemente un cuento de hadas, para otros, es una guía de iniciación masónica.
Porque la lucha entre la luz y la oscuridad es un símbolo recurrente en las enseñanzas masónicas, lo mismo que el encumbramiento del individuo por encima de cualquier título nobiliario.
Además, musicalmente hablando, el triple acorde de la obertura de esta ópera se considera un claro signo masónico, conocido como la batería masónica.
De Mozart al Jazz
Como lo mencionaba al inicio, Mozart es uno de los primeros eslabones de la cadena de compositores para instrumentos de teclado que crearía las bases para que tres siglos más tarde hicieran su aparición muchos de los géneros musicales del siglo XX y XXI, incluyendo el Jazz.
De hecho, cuando hablamos de rotación de muñeca y antebrazo no podemos dejar de mencionar su aplicación sobre el Bajo de Alberti, que es un acompañamiento para mano izquierda muy común que te conseguirás al estudiar Mozart y sus composiciones.
La rotación de muñeca y antebrazo es uno de los recursos técnicos más utilizados por pianistas profesionales, tanto en el ámbito de la música académica como en la música popular, sobre todo en el jazz y el blues.
Al delegar las acciones a la rotación del brazo y no a los dedos, aprovechamos el movimiento mecánico y casi automático del antebrazo para tocar y generar así los sonidos con un mínimo de tensión muscular.
En consecuencia podremos tocar con mayor agilidad, manteniendo la mente y el cuerpo en total relajación.
Y un cuerpo relajado puede desplazarse a mayor velocidad en el piano 😉🎹👍🏼
Un ejercicio con Mozart para elevar tu musicalidad en el piano
Puedes aproximarte a la sonoridad del jazz tomando un fragmento de la Sonata No. 16, K545 en Do Mayor de Mozart, partiendo desde la aplicación de la articulación de swing.
La articulación de swing es propia del jazz, y es un efecto rítmico que le da sentido bailable a la música.
Es importante notar que en el jazz una cosa es lo que está escrito y otra muy diferente es cómo suena, o cómo debe tocarse.
Es decir, jamás vas a conseguir una partitura de jazz que exprese exactamente de forma escrita lo que debe sonar 🤯
Pero, aplicando la articulación de swing hasta Mozart suena jazzy y esto lo puedes hacer con cualquier pieza musical.
Este es un poderoso ejercicio que puedes hacer al estudiar Mozart o a cualquier otro compositor para elevar tu musicalidad en el piano.
¿Notaste la diferencia en cómo se tocan las corcheas y los acordes en la música clásica y en el jazz, aunque la partitura sea exactamente la misma?
Sobran motivos para estudiar Mozart: El piano es una llave de acceso y una excusa extraordinaria para aprovechar todo lo que hay detrás de su obra, mucho más allá de la música.
Empieza hoy mismo tus clases de piano 🎹
